miércoles, 28 de mayo de 2008

Perdida

Hoy a una de mis mejores amigas se le perdió su Ipod. Lo primero que pensé es que no había forma de que lo recupere. Fue en la universidad, caminamos desde la cafetería de letras, nos quedamos una hora en la feria donde nuestros cuerpos chocaban con otros cuerpos, de ahí a Sociales para leer.

Fue en ese momento donde ella se dio cuenta. Ya no estaba, yo no estuve ahí para ella… me imagino la situación. Su rostro cambió radicalmente, su sonrisa no era de alegría era de preocupación, salió del baño de manera instintiva con la mirada en el piso. Recibe mi llamada, voy a su encuentro.

Tiembla, tiembla, tiembla. Estúpida, tonta, son palabras que escucho de su boca. Volvemos a recorrer todo, vamos a mesa de partes, oficina de seguridad, etc. No está.

Ella sigue en trance, la abrazo. Trato de que lo vea como algo material. "Ese fue mi primer sueldo, Sandra", no tengo argumentos frente a eso. Escucho su silencio, que impotencia! Sigo a su lado, trato de que piense en otras cosas, trato de secuestrar su mente a un lado más calmado. Mi secuestro es frustrado por la llegada de alguien más, de esta manera, ella vuelve a contar su historia.

Clase de Econometría, ella sale a los veinte minutos. Se fue a mesa de partes de Derecho, Letras y Ciencias Humanas, recorre toda la universidad.
"Necesitan un cable especial y un programa para poder utilizarlo", "Estamos en la universidad, ¿Cómo es que alguien se lo llevaría?" Dice Dianita.

"Nena, eso no importa" digo yo.

¿Eso no importa? Solo por estar en la universidad tenemos más valores que otras personas?, solo por cruzar esta pared amarilla? yo no lo creo, dentro de esta universidad la gente es la misma que la de afuera, hay gente buena, gente viva (clásica criolla) gente que no le importa nada, gente abusiva, gente que es gente.

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